Mi lema:

"Sucede, que cada vez que pierdo un perro, se lleva un trozo de mi corazón con él. Y cada perro que entra en mi vida, me regala uno del suyo. Si logro vivir lo suficiente, todas las partes de mi corazón serán de perro y llegaré a ser tan buena y generosa como lo son ellos."

jueves, 21 de noviembre de 2013

Trixie, una mirada

Trixie es una galga preciosa que llegó a Argos en unas condiciones desastrosas, víctima de un abandono y un atropello. Su pata lo decía todo.
La primera vez que vi a Trixie, estaba sedada para rayos x, pero la tenue mirada que cruzó conmigo me llegó muy hondo. Era una mirada de extrema tristeza, dolor y desesperación, su mirada reflejaba
que se dejaba morir.
 No puedo imaginarme cuánto dolor estaría padeciendo esta criatura, que presentaba una pata completamente destrozada.
Le faltaba piel por muchas partes de la pata, incluida las ingles, que las tenía abrasadas, seguramente de haber sido arrastrada en un atropello.
El fémur lo tenía fuera del acetábulo, lo que ocasionaría en caso de dejarle la pata una artrosis severa el resto de su vida, con su dolor correspondiente. No era justo dejarla padecer más dolor, por lo que por prescripción veterinaria y sabiendo que era lo mejor para ella, se decidió amputar esa pata que no le traería mas que problemas.

Al recoger una de las voluntarias a Trixie, ella sale resplandeciente, sale realmente bien, porque NO tiene DOLOR, su mirada había cambiado. La Trixie triste y dolorida había dejado paso a la Trixie agradecida. Su principal dolor había desaparecido, pero le quedaban las curas de sus ingles abrasadas, nada agradable y que soportó como una jabata.
Trixie va mejorando, camina perfectamente con una sola pata trasera y su carácter es sensacional.

Trixie en pocas semanas se convierte en una señorial galga, con carácter para defenderse de otros perros si hiciera falta, pero con predisposición al juego con sus iguales y por supuesto a carreras, que por cierto es sorprendente cómo corre.

Ha tardado algunos meses en salir adoptada, pero hoy Trixie tiene su propia familia, hoy la adoran y la tratan como lo que es, una reina.
Trixie no se merece menos que esto, porque ella padeció mucho dolor, dolor que por supuesto no mereció.
Su delito, nacer galga en España y no saber cazar.
Ningún animal se merece sufrir lo que ha sufrido este animal, que después de todo, tuvo la suerte de cruzarse con un ángel que la rescató y con una asociación que luchó por verla como hoy la vemos en la foto de arriba.

Jamás podré olvidar a Trixie, porque como dije al principio, su mirada quedará por siempre plasmada en mi retina, porque Trixie dice todo con su mirada.

Por último, os dejo un vídeo, para que veáis a Trixie en movimiento, no tiene nada que envidiarle a los cuadrúpedos.

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